La exigencia de un cambio profundo en la Iglesia católica

El Padre Joseph Moingt S.J. tiene 99 años, pero se muestra siempre joven de espíritu e incisivo. Ante la situación de crisis que viven las Iglesias de Europa y de América del norte, él  está convencido que es necesario volver al evangelio más que a la religión para que el espíritu  evangélico pueda ser entendido en el mundo actual.

Queremos compartir sus reflexiones con ustedes.  Ellas están en el corazón de los temas que circulan en la Iglesia católica actual y nos pueden ayudar a comprender mejor nuestra vocación misionera.

RESUMEN  DE LA CONFERENCIA DE JOSEPH MOINGT, ”FAIRE BOUGER L´EGLISE CATHOLIQUE »  (DDB, p. 47- 66)

  1. ¿Es necesario y es posible cambiar las estructuras de la Iglesia?

La reforma de las estructuras de la Iglesia tiene su fundamento “en argumentos serios sacados del evangelio, de la práctica y la enseñanza de la Iglesia apostólica, de la situación contemporánea de la Iglesia, del mundo y de sus relaciones recíprocas, de las necesidades y las condiciones de la misión en el contexto actual”; no hay que “reducir esta reforma a una cuestión de poder y de poder sagrado, como si se tratara de quitar poder a los que tienen demasiado, Papa, obispos y sacerdotes, para dárselo a los que no lo tienen, es decir a los laicos”.

 “Se adivina la amplitud de las reformas que hay que hacer cuando constatamos  que la Iglesia se construyó desde los siglos más lejanos sobre el solo principio de autoridad, de la autoridad sagrada, absoluta, jerárquica y monárquica; por lo tanto, si se trata de hacer un espacio a la libertad de los laicos, lo que no se hará si no se les reconoce ciertos poderes, el problema será de soltar el engranaje del poder eclesiástico en cada uno de sus niveles organizacionales”

 Pero, ¿Cómo? En primer lugar, tenemos que admitir que es imposible una reforma venida de arriba. “Empecemos por abajo. En el nivel geográfico y administrativo más bajo de la pirámide eclesial, se encuentra la parroquia, organizada en vista de las necesidades religiosas del territorio que abarca. La falta de sacerdotes ha llevado a un movimiento general de agrupación de parroquias que no se termina ni se terminará en los años venideros hasta hacer de ellas entidades más y más grandes, con esta consecuencia que ya no hay comunidades cristianas en los campos y en muchas colonias urbanas. La reorganización en vista de la misión va a exigir el término y la inversión de este movimiento de agrupación cuya única finalidad es asegurar el culto”.  La comunidad de los cristianos nacerá y se formará en el lugar más cercano y propicio  al territorio o ambiente donde ellos asumen una presencia misionera y en función de ella y no de la disponibilidad de  sacerdotes para el culto.

El mantenimiento de la estructura jerárquica centrada en  lo cultual necesita la trasmisión del sacerdocio ministerial. “Existe vida y poder en la Iglesia sólo gracias a la transmisión del Sacerdocio. Si éste viene a faltar, la Iglesia está destinada a morir. Se entiende por qué los obispos, preocupados, van a buscar sacerdotes a los cuatro rincones del mundo, mientras otros sueñan con la ordenación de hombres casados, sin embargo, son remedios “parches”. Una sociedad que ya no produce sacerdotes es una sociedad que no desea reproducirse sobre el modelo de su pasado religioso.  Aunque no tenga alternativa, no desea repetir más de lo mismo.

….¿Cómo podríamos dar prioridad al anuncio del evangelio en el mundo secularizado cuando la Iglesia sólo está preocupada de su sobrevivencia y parece condenada a corto plazo?…

Entonces,

«… Es vano pensar que la Iglesia pueda cambiar sus estructuras… lo que podemos esperar es que, cuando esté ya sin recursos, el Espíritu Santo le hará ver que tiene en el evangelio toda posibilidad para innovar sin tener que renegarse. … El cristianismo está fundado sobre la debilidad y la locura de la cruz, que se revelan al creyente como la fuerza y la sabiduría de Dios (1 Cor. 1, 21, 25). Esperanza sin ilusión, porque la vida sólo puede salir de la muerte que se debe aceptar de antemano”…. Es vano pensar que la Iglesia pueda cambiar sus estructuras, “porque toda reforma parece excluida de antemano, ya que la Iglesia quiere “mantener a toda costa un status sacerdotal nacido de la edad Media” y manifiesta una “voluntad de auto conservación casi suicida”; cuando ninguno pone su esperanza en la re-vivencia de lo religioso…. Si hay un motivo de esperar contra toda esperanza, es apostar sobre el evangelio, no sobre la religión.

 Para iniciar un cambio. 

  • Con paciencia, hacer pequeños desvíos con respecto a las reglas habituales
  • Dejar morir algunas tradiciones “añejas”
  • Tomar iniciativas para algunas innovaciones audaces…
  • “La primera cosa será: hacer que exista una comunidad aunque está se reduzca a algunos cristianos”, una comunidad donde sus integrantes encuentra un “terreno” a evangelizar. Este “terreno” no es necesariamente territorial como la parroquia. Puede ser ambiental. En estos terrenos, en estos ambientes los cristianos desean dar visibilidad al evangelio.

La pequeña comunidad se organiza en función de su especificidad, su razón de ser: el compartir del evangelio, la oración comunitaria y la vida espiritual.

  • La segunda etapa será: afinar y activar el perfil misionero de la comunidad. “Habrá que discernir a la luz del evangelio los problemas que deben movilizar prioritariamente su actividad misionera, no problemas religiosos, sino humanos”… Estas comunidades circulares trabajarán en la restauración del sentido de lo humano en el mundo.  Por eso, tendrán que discernir donde hay más injusticias que reparar, más incomprensiones entre la gente, donde hay heridas de humanidad que sanar”. No serán misioneros quedándose siempre en el círculo de la comunidad, sino participando y reflexionando con otros,  practicantes o no,  creyentes o no, que trabajan en el mismo terreno o ambiente.
  • La tercera característica y etapa de esta comunidad misionera será de multiplicarse o de suscitar la creación de otra y otras comunidades para extender su zona de influencia  y enriquecerse con el aporte de otros. En la medida  del crecimiento de estas comunidades diversas por sus actividades y su naturaleza, surgirán problemas que exigirán soluciones;  ¿cómo asegurar la coordinación y la dirección? ¿Cómo evolucionar hacia nuevas formas de celebraciones eucarísticas? La resolución de estos problemas será como tantas brechas de un cambio necesario en nuestras estructuras físicas, mentales y espirituales.

moingtg

Joseph Moingt, nacido en Salbris (Francia) en 1915, ha dedicado su vida a la enseñanza de la teología en el Centro Sèvres y en el Instituto Católico de París. Pertenece a la Compañía de Jesús.

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