El año pasado participé por primera vez de «las posadas» en la aldea donde vivía. Es un momento propicio para recordar lo vivido y contarles de esta tradición.
Mientras iba llegando la gente, yo iba preguntando sobre que se trataba la posada, pero solo me decían ¿ no conoce las posadas? … ya va a ver!!!! así es que tuve que “esperar”, luego de un rato en medio de la noche comencé a oír cantos y gente que se acercaba a la casa, era una pequeña caravana de personas encabezada por 2 jóvenes que representaban a José y María embarazada, peregrinos buscando posada. Mientras se acercaban a la casa, algunas personas se fueron metiendo adentro y cerraron la puerta, yo me quedé afuera viendo a los que llegaban, José tocó la puerta y luego comenzó a cantar junto a quienes lo acompañaban afuera.
En nombre del cielo, os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada
y desde adentro respondían:
Aquí no es mesón sigan adelante, yo no puedo abrir no sea algún tunante.
Luego siguió el siguiente intercambio de cantos:
Afuera: No seas inhumano tennos caridad que el Dios de los cielos te lo premiará.
Adentro: Ya se pueden ir y no molestar porque si me enfado os voy a apalear.
Afuera: Venimos rendidos desde Nazareth, yo soy carpintero de nombre José.
Adentro: No me importa el nombre déjenme dormir pues que ya les digo que no hemos de abrir.
Afuera: Posada te pido amado casero por sólo una noche la Reina del Cielo.
Adentro: Pues si es una reina quien lo solicita ¿Cómo es que de noche anda tan solita?
Afuera: Mi esposa es María, es Reina del Cielo, y madre va ha ser del Divino Verbo.
Adentro: ¿Eres tu José? ¿Tu esposa es María? Entren peregrinos no los conocía.
Afuera: Dios pague, señores vuestra caridad y os colme el Cielo de Felicidad.
Adentro: Dichosa la casa que alberga este día a la Virgen Pura, la hermosa María.
se abre la puerta de la casa y todos siguen cantando:
Entren santos peregrinos, peregrinos, Reciban este rincón,
Que aunque es pobre la morada, la morada, Os la doy de corazón.
Cantemos con alegría, alegría, Todos al considerar,
Que Jesús, José y María y María Nos vinieron hoy a honrar.
Aun recuerdo lo emotivo para mi de ese momento, en esa noche fría mi corazón se llenó de calor al ser parte de esta representación, hecha con tanto cariño y devoción por mis vecinos, luego de la entrada de los peregrinos a la casa se hicieron oraciones y se compartió una lectura, yo pensaba en cuantos estacionamientos de malls estarían llenos a esa hora, mientras nosotros estábamos ahí, viviendo el verdadero sentido de “esperar”, porque este tiempo de adviento es eso, esperar, volver a esperar, porque a veces olvidamos que nuestra vida es una espera constante y cada cual vive sus esperas de distintas maneras, pero ¿si no fuera por ellas, la vida que sentido tendría?, para mi ninguno. Creo que en este tiempo donde hemos aprendido la desesperanza, no podemos sino alegrarnos de ver esperanza, de seguir creyendo que otro mundo puede ser posible, de que algo debe y puede cambiar, de que aún en medio de tantas cosas que nos separan, todavía podemos mirarnos unos a otros con amor…si queremos. Y esta esperanza no es un adorno mas de estas épocas navideñas, es un don que nos viene del Dios de la vida, un regalo.
Para los cristianos el adviento es un tiempo para preparar el corazón a la venida de Jesús que encarna nuestras alegrías y dolores, desánimos y esperanzas, El encarna la vida misma y no es ajeno a nada de lo que vivimos y se hace uno de nosotros de la forma mas humilde y sagrada, se hace niño y en esta forma nos trae su reino, ese que esperamos pero que ya en cierta manera estamos viviendo.
El adviento nos viene siempre bien, cada final de año nos sentimos cansados y llega como suave brisa que nos da un empujoncito para seguir adelante afirmados de la esperanza, parece que Dios piensa en todo…
Este año, como el año pasado, vivo esta esperanza en medio de un pueblo que clama por ella, la vivo lejos de quienes que mas amo, pero en medio de nuevos amores, la vivo fervientemente y aveces mi esperanza pende de un hilo, días de preocupaciones y de cambios, insondables designios que me invitan siempre a esperar y creer contra toda esperanza, porque tras la noche viene el día, tras la muerte la resurrección, tras el dolor del parto la vida nueva…
Que estas horas de adviento estén llenas de esperanzas para ustedes y que la navidad pueda traer nueva luz a sus vidas, que alumbre este camino por el que peregrinamos como José y María, llevando a Jesús, que nace en y por nosotros.
Yanira Arias M. Misionera laica chilena en Honduras desde 2013