Mãe… Mom… Maman… Haha… Ahm… Nanay… Mzaa… Mommy… Mamá… Mami…
No importa cómo la llamamos a nuestra madre, ella siempre ha sido la que nos ama incondicionalmente y eternamente. Su amor para sus hijos es puro y eterno. No importa cómo es la relación que tenemos o hemos tenido con ella, es Dios que nos la dio.
“Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre.” Abraham Lincoln
Hoy celebramos el día de esta persona muy especial, la que nos dio a luz en este mundo – nuestra madre. El día de la madre es una festividad que se celebró por primera vez en 10 de Mayo del 1908 cuando Anna Jarvis hizo un memorial a su madre en Grafton, West Virginia, Estados Unidos. Sin embargo, la mayoría de los países lo celebran cada segundo domingo de Mayo mientras los demás en fechas variadas.
La misión de Anna era a honrar su propia madre, Anna Reeves Jarvis, continuando la obra que ella comenzó siendo una pacifista y a apartar un día para honrar todas las madres, “la persona que le ha hecho más que ninguno en este mundo”.
Pero lo que Anna originalmente pensó como manera de celebrar este día ha sido demasiado comercializada hoy en día. Ella pensó simplemente en cartas escritas a mano por los hijos expresando su amor y agradecimiento, y no en regalos comprados y cartas pre-hechas.
No hay regalos que pueden pagar los sacrificios y el amor de una madre. Un día entero es insuficiente para reconocer todo el bien que ella nos ha hecho desde el momento del embarazo hasta ahorita. Además, ella no pide que se le hagan regalos y celebraciones. Una palabrita de amor y gratitud, un besito o un abrazo cariñoso diario de sus hijos vale más que cualquier riqueza de este mundo.
No olvidemos que nuestra madre es un regalo único de Dios. Su amor es sinónimo de hogar que siempre nos espera calientemente. No esperemos el segundo domingo de mayo para decirle lo mucho que la amamos y darle gracias por tenerla como nuestra madre, porque en verdad cada día es día de la madre.
El equipo de Redacción