El Documento de Aparecida sigue en plena actualidad y tal y como recoge este Documento, contemplar los rostros de quienes sufren es contemplar “a las comunidades indígenas, que, en muchas ocasiones, no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones” (nº 56). Y es que “hoy, los pueblos indígenas y afros están amenazados en su existencia física, cultural y espiritual; en sus modos de vida; en sus identidades; en su diversidad; en sus territorios y proyectos. Algunas comunidades indígenas se encuentran fuera de sus tierras porque éstas han sido invadidas y degradadas, o no tienen tierras suficientes para desarrollar sus culturas. Sufren graves ataques a su identidad y supervivencia, pues la globalización económica y cultural pone en peligro su propia existencia como pueblos diferentes. Su progresiva transformación cultural provoca la rápida desaparición de algunas lenguas y culturas. La migración, forzada por la pobreza, está influyendo profundamente en el cambio de costumbres, de relaciones e incluso de religión” (nº 90)
Por eso desde la Iglesia y a través de numerosas asociaciones, ONG “acompañamos a los pueblos indígenas y originarios en el fortalecimiento de sus identidades y organizaciones propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilingüe y la defensa de sus derechos. Nos comprometemos también a crear conciencia en la sociedad acerca de la realidad indígena y sus valores, a través de los medios de comunicación social y otros espacios de opinión.” (nº 530)
Nuestra labor misionera, no debe estar ajena al rostro y sufrimiento de nuestros pueblos indígenas. Por toda Honduras, Tolupanes, Garifunas, Lencas y otros claman Justicia y Respeto por sus derechos ancestrales, no podemos hacer oídos sordos, no podemos dejar de diferenciar legalidad de LEGITIMIDAD, si somos indiferentes, no estamos del lado del Reino que proclamamos, estamos del lado del opresor!.
Equipo de Redacción Blog Smé Honduras