El 24 de Marzo, conmemoramos el 37 aniversario del martirio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
Hacer una verdadera memoria de Oscar Romero, no puede ser algo meramente romántico. No se le rinde honor levantando monumentos. No sirve de nada su beatificación, si se olvida su mensaje y sin un real esfuerzo por poner en práctica su mensaje. Es necesario conocerlo y asumir su legado. En este día queremos compartir algunas de sus palabras que son siempre de actualidad.
“ ¿ Qué otra cosa es la riqueza cuando no se piensa en Dios? Un ídolo de oro, un becerro de oro, Y lo están adorando, se postran ante él, le ofrecen sacrificios, ¡Que sacrificios enormes se hacen ante la idolatría del dinero! No solo sacrificios, sino iniquidades. Se paga para matar, Se paga el pecado, Y se vende, Todo se comercializa, todo es ilícito ante el dinero”.
“Una religión de misa dominical pero de semanas injustas no le gusta al Señor. Una religión de mucho rezo pero con hipocresías en el corazón, no es cristiana. Una Iglesia que se instalara sólo para estar bien, para tener mucho dinero, mucha comodidad, pero que olvidara el reclamo de las injusticias, no sería la verdadera Iglesia de nuestro divino Redentor.”
“Muchos quisieran que el pobre siempre dijera que es “voluntad de Dios” vivir pobre. No es voluntad de Dios que unos tengan todo y otros no tengan nada. No puede ser de Dios. De Dios es la voluntad de que todos sus hijos sean felices.”
“Cuando se le da pan al que tiene hambre lo llaman a uno santo, pero si se pregunta por las causas de por qué el pueblo tiene hambre, “lo llaman comunista, ateísta”. Pero hay un “ateísmo” más cercano y más peligroso para nuestra Iglesia: el ateísmo del CAPITALISMO cuando los bienes materiales se erigen en ídolos y sustituyen a Dios”.
“¿De qué sirven hermosas carreteras y aeropuertos, hermosos edificios de grandes pisos, si no están más que amasados con sangre de pobres que no los van a disfrutar?”
“No es un prestigio para la Iglesia estar a bien con los poderosos. Éste es el prestigio de la Iglesia: sentir que los pobres la sienten como suya, sentir que la Iglesia vive una dimensión en la tierra, llamando a todos, también a los ricos, a convertirse y salvarse desde el mundo de los pobres, porque ellos son únicamente los bienaventurados”.
“Tiene que proponer la Iglesia católica, entonces, una educación que haga de los hombres sujetos de su propio desarrollo, protagonistas de la historia. No masa pasiva, conformista, sino hombres que sepan lucir su inteligencia, su creatividad, su voluntad para el servicio común de la patria”.
“Toda persona que lucha por la justicia, que busca reivindicaciones justas en un ambiente injusto, está trabajando por el Reino de Dios”.
“Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado”.
“De nada sirven las reformas si van teñidas de tanta sangre”.