En este día de Pentecostés, queremos ofrecerles una reflexión del P. Esteban Gumucio Vives ss.cc. Creemos que tiene mucha actualidad en esta hora de nuestra historia hondureña. ¡Que el Espíritu Santo ilumine nuestro caminar!
A veces los senderos caminan; mientras los peregrinos se quedan mirándolos de lejos. Eso me lo dijo una tarde en que sentí mi corazón deprimido al ver que la historia se nos arranca de las manos y los pueblos caminantes nos quedamos detenidos, mirándola.
No se contempla un camino sino caminando por él.
Para los cristianos el auténtico camino de la historia es Jesucristo. Sin él o contra él, lo que sucede es antehistoria, disminución de humanidad, retroceso.
No se trata de calcar, en nuestra hoja en blanco de hoy, las acciones de Jesús de Nazaret, nuestro Señor, ni puede ser una repetición mecánica de sus actitudes y obras. Se trata de asumir en el Espíritu de Jesús la tarea de ser persona y de ser pueblo, hoy, en nuestra realidad presente.
El signo de la presencia activa del Espíritu de Jesús es la búsqueda decidida, valiente, ardorosa, de lo que hace al hombre y a su historia dignos del Reino de Dios. Ése fue el estilo de Jesús, lo que marcó su historia y la nuestra. Y ese estilo de Jesús no es de fabricación artesanal del hombre; es un regalo, un don de Dios, por la fe.
Hay un Pentecostés para la Iglesia en cada nuevo signo de los tiempos. La Historia no es una fatalidad, no es una casualidad ni es el producto perfectamente calculado por la industria del hombre. La Historia, desde la Resurrección de Jesús, es el camino sorpresivo y desconcertante del Espíritu Santo que quiere caminar en los alegres o cansados pasos de los que tienen hambre y sed de justicia, al estilo de Jesús; en los modestos y sudorosos pasos de los que buscan el pan de cada día con un corazón solidario, generoso, al estilo del Jesús, trabajador de Nazaret…
Hoy, cada uno de nosotros, en Iglesia, está abocado a ser sacerdote, profeta y señor, de esta caminata, en este trecho de la historia en que queremos rehacer la democracia. No hay recetas válidas, sin hombres alertados en la búsqueda de lo que es justo y de lo es bueno para todo el pueblo. Se camina en la oración, en la acción, en la purificación de la lucha por el Reino. Se camina como pueblo cuando los pasos de los mayores van acordados a los pequeños pasos de los niños, sin que nadie quede atrás, rezagados, contemplando cómo se arranca la historia…
Esteban Gumucio Vives ss.cc.