Como todo ser humano, Teresa estuvo sujeta a condicionamientos inconscientes en su vida. Vivió la experiencia de un proceso liberador desde el punto de vista psicológico que la condujo a la aceptación de sí misma y por tanto, le dio capacidad de integrar de forma madura todas las limitaciones de su historia personal.
La santa enseña aprovechar todo para crecer y madurar. Ella asume su propia vida limitada, imperfecta, condicionada por el ambiente familiar, religioso y social, de este modo, se libera de su dominio para convertirse, con la gracia de Dios y por la confianza en Él, en una persona libre que descubre el Dios de Jesucristo, fiel y Misericordioso.
Lucho para superar todo aquello que le impedía ser ella misma. El amor de Dios y la amistad con Él despertaron en ella el dinamismo liberador capaz de orientar todos los condicionamientos hacia la integración psicológica y afectiva.

Para el hombre y mujer de hoy, atormentados por tantas experiencias negativas en el ambiente familiar y social y que llevan a la angustia y a la inseguridad frente al futuro, Teresita muestra que el miedo ante la incertidumbre de cada día se resuelve abriéndose al amor de Dios y del prójimo.
Es así como se va adquiriendo la paz y la alegría de saber que hay un Dios Padre misericordioso que acompaña con su amor y providencia a todos sus hijos e hijas. Presenta al mundo enfermo de miedo y de angustia, la terapia del amor y la confianza en Dios, servicio y entrega a los demás.
Santa Teresita ha descubierto y nos transmite la verdad profunda de un Dios de misericordia que quiere comunicarse plenamente a todos y todas los que se abran a Él. Podemos vivir nuestro cielo en la tierra haciendo el bien a los que nos rodean. Actuar con bondad siempre, buscando lo mejor para los demás. Esa es una manera de alcanzar el cielo.
¡Feliz Fiesta de Santa Teresita del niño Jesús!