El profeta Isaías y Juan el Bautista nos invitan a abrir caminos de luz.
“Consuelen, consuelen a mi pueblo; hablen al corazón de Jerusalén, grítenle, que … está pagado su crimen… “Una voz grita: “En el desierto prepárenle un camino al Señor; allanen en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos, porque ha hablado la boca del Señor. Isaías 40:3-5
¡Qué mensaje tan hermoso y lleno de esperanza para un pueblo que vive cautivo en tierra extranjera y que está sometido a los poderes déspotas de rey de Babilonia!
Preparemos hoy un camino de liberación, que las honduras se rellenen, que las alturas se nivelen, que las curvas se enderecen, que las desigualdades se igualen y que la corrupción sea eliminada. “Ha hablado la boca del Señor”