Lucas 11, 29-32
Una generación perversa pide una señal
Mándanos una señal que nos divierta, no una señal que nos advierta, porque no queremos preocupaciones.
Mándanos una señal que nos conforte, no una señal que nos importune, porque no queremos perturbación.
Mándanos una señal que nos alegre, no una señal que nos comprometa, porque no queremos molestias.
Mándanos una señal que nos alivie la conciencia, no una señal que apunte nuestra culpa, porque no queremos cambios.
Mándanos una señal cualquiera, pero no aquella señal de Jonas, que retorna del vientre del abismo para convertir las naciones perversas de la tierra.
Ni aquella de la Reina del Sur, que retorna a su tierra renovada e iluminada por el encuentro con la sabiduría.
Mucho menos la señal de Cristo, que del vientre de la tierra resurge para derrotar los perversos sistemas de la muerte y transfigurar las generaciones perversas de la tierra.
Dános una señal cualquiera, tú que eres más sabio que los sabios.
Danos una señal cualquiera, tú que eres mayor que todos los profetas.
Dános una señal cualquiera, tú que eres mayor que la propia perversidad…
Luiz Carlos Ramos, Brasil
(Texto traducido del Portugués)