María Magdalena, fiel discípula

María Magdalena ha pasado siglos en la tradición figurando como la prostituta que cambió de vida al conocer a Jesús, aun cuando en ningún evangelio es llamada así, este estigma se extendió a partir de Gregorio Magno en el siglo VI. Difamada y presentada como una mujer arrepentida, Myriam de Magdala fue reducida a ser la sirvienta, la pecadora que se purificó. Sin embargo nuevos datos de las primeras comunidades cristianas descritos en los evangelios apócrifos, en especial los llamados gnósticos, que dan nuevas pistas sobre primeras comunidades, la ubican como un eslabón fundamental entre el resucitado y lo venidero, una lideresa, una autoridad, pieza central que junto a otras mujeres permitió la continuidad del mensaje . No es caprichoso afirmar que la estructura patriarcal del cristianismo fue sustituyendo estas figuras femeninas para dar relevancia a otras como Pedro y los demás apóstoles. No obstante, existe algo innegable, un hecho tan importante que jamás pudo ser obviado en los evangelios. Ese hecho indiscutible es que María Magdalena fue la primera testigo ocular de la resurrección de Jesús y fue señalada como tal. Ella la que permaneció, la que insistió, ella fue la que atestiguó.

«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!».

Ella se vuelve y le dice:

«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice:

«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”». María Magdalena fue y anunció a los discípulos:

«He visto al Señor y ha dicho esto».

Juan 20,13-18

Muchas traducciones de este pasaje señalan al resucitado diciéndole a María, “no me toques”, mas en otros textos aparece este “No me retengas” ¡Que diferencia se levanta en estas dos traducciones! Una es una expresión de rechazo y la otra de acogida, una acogida mutua, que invita a recibirle pero no guardarlo para sí, lo que es la invitación inherente de la misión. “No me retengas”. Jesús no rechaza a María, no le pone límites físicos ni menos emocionales, como se representa en innumerables pinturas el “Noli me tangere”*. Por el contrario, se conecta con ella desde la emoción y seguramente la mira con amor, de ese que comparte y no posee, “No me retengas”, no me limites, no te apropies de mí y entrégame a otros y a otras, ésta es tu misión hoy: manifestar el dinamismo y la fuerza de este encuentro lleno de amor que libera y se deja liberar. Entonces la envía a dar la noticia. El encuentro con Jesús Resucitado devuelve a María a la comunidad como la hermana de Jesús, en consecuencia la hermana de todos – “ve a mis hermanos”- María Magdalena vuelve a la comunidad transformada, alegre, urgente, sin la angustia ni la alarma que tenía como después de su primer viaje al sepulcro de esa mañana, donde fue a contar que su señor no estaba.

¿Cuántas veces hemos encontrado una señal que dice “no tocar”? ¿Cuántos “se mira pero no se toca” nos habrán hecho sentir frustración por lo inalcanzable? ¿Cuántas lágrimas habremos derramado cuando alguien nos ha puesto distancia y nos ha dicho “no me toques”? Aprendamos a acoger como Jesús y a no apropiarnos como María Magdalena.

En estos tiempos de pandemia la consigna es la distancia física, necesaria para evitar los contagios por el covid, pero eso no puede alejarnos de tantos y tantas que precisan de la buena noticia, la distancia física no debe contrarrestar la experiencia del amor, el encuentro de los corazones, la mirada misericordiosa y el compartir de la esperanza.

En el año 2016 el Papa Francisco declara que a partir de entonces María Magdalena, “Apóstola de los apóstoles”, será festejada liturgicamente como el resto de los apóstoles, su memoria será elevada a grado de fiesta. Es notable este gesto del Papa Francisco, justo y necesario para comunicar la importancia de esta mujer y de su valor como evangelizadora, que no se reduce a un lugar secundario. Jesús no hizo distinción. Celebremos este día 22 de Julio la Fiesta de Santa María Magdalena, mujer amada, discípula fiel, Apóstola de los apóstoles.

Yanira Arias Martínez, Misionera laica SME

*Noli me tangere «No me toques» es un texto de la Vulgata:​ son las palabras que Jesús dirige a María Magdalena después de su resurrección, según el evangelio de Juan.

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