Escrito por Ingrid Carolina Hernández Meléndez,
Quiero comenzar con la siguiente cita de Romanos 8, 35.37: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada?… pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias al que nos amó”.
La crisis por la pandemia, me despierta sentimientos de miedo, angustia y tristeza. Sin embargo, sentirme vulnerable me ha ayudado a reconocer la fragilidad y fugacidad de la vida, a valorar los momentos en familia, no subestimar el poder que se despliega en cada abrazo ni la fuerza de un te amo a mis papás. Pienso en mis amigos, mi otra familia, y la importancia de expresarles cuanto admiro sus cualidades y virtudes sin esperar que lleguen las fechas especiales.
Por otro lado, también tengo preocupaciones que me inquietan todo el tiempo: ¿Qué será de mí? ¿Podré encontrar trabajo? ¿Qué futuro me espera? ¿Volveré a la “normalidad”? Pero de todas esas preguntas lo que realmente me cuestiona es, si en medio de la incertidumbre, sigo viviendo conforme a lo que Dios sueña para mí. ¿Acaso el peligro de la enfermedad, la tristeza y las carencias han logrado que olvide mi origen y razón de ser? ¿Me he encerrado en mí misma?
Hoy por hoy, para muchos, esta pandemia es una cruz, la causa que los separa del amor de Cristo, pero esa misma cruz también puede convertirse en un medio de salvación si aprendemos a mirar a través de las dificultades. Salir de nuestro propio torbellino y tomar consciencia del sufrimiento del otro que tal vez vive problemas mayores, nos mueve a romper con la cotidiana indiferencia y comodidad. Nos impulsa a ser solidarios, a ser Iglesia que sale al encuentro y servicio del más necesitado.
Joven que lees estas líneas, no tengas miedo de vivir el Evangelio en medio de tu familia. No tengas miedo de anunciar la Buena Noticia, no tengas miedo de gastar la vida por la causa de los abandonados de este mundo porque esa es la causa de Cristo. Sabemos que a pesar de todas las dificultades, triunfaremos gracias al Amor.

Ingrid vive en la diócesis de Zacatecoluca , El Salvador
y es estudiante universitaria