El publicano Levi, pecador odiado por los judíos por colaborar con los romanos en la recolección de los impuestos, pasó a ser discípulo de Jesús, apóstol y luego evangelista. En el círculo de los discípulos y de los apóstoles, se le conocía como Mateo cuyo nombre significa “regalo de Dios”. En este mes de septiembre, “Mes de la Biblia”, celebramos la fiesta de este “Apóstol y Evangelista”. Se le atribuye el primer evangelio originalmente escrito en griego por un autor que era “un letrado instruido en el reinado de Dios” (13, 52). (Evangelio de Mateo, Lectura comentada, J. Mateos y F.Camacho, ed. Cristiandad, p.14).
El evangelio de Mateo reúne gran parte de un material catequético usado en las comunidades de Antioquía de Siria, se compone de un prólogo y de una enseñanza distribuida en cinco discursos. Cada uno de ellos da una enseñanza seguida de hechos que la actualizan.
El prólogo dice quién es Jesús
- Porque nació en Belén y siendo José descendiente de David, Jesús es el Rey verdadero de los judíos. (1, 1-25). Los sabios de oriente vienen a adorarlo a Él, no a Herodes, el falso rey. (2, 1-12
- Jesús es un nuevo Moisés. Como él, Jesús busca refugio en Egipto huyendo de la persecución de Herodes. Después de su bautismo, supera pruebas del desierto (2, 13-23; 4, 1-11)
- Juan Bautista lo presenta como el Hijo de Dios y Él lo confirma (3,1-17)
- Su misión es anunciar la Buena Noticia de la salvación para todos los pueblos (4, 12-22)

El primer discurso es una proclamación del programa de Jesús: El Reino de Dios. 4, 23 – 9, 35)
Jesús, el nuevo Moisés dice a quién pertenece el Reino (5, 1-17) y proclama las leyes fundamentales para entrar en el (5, 17-48). En el capítulo 6, 1-18, Mateo nos enseña cómo deben ser las prácticas religiosas de los discípulos del Reino: ser solidarios en la gratuidad y sin paternalismo, orar en el secreto confiando en un Dios que es Padre y ayunar o sacrificarse sin que nadie lo note.
El segundo discurso es una proclamación del Reino por los discípulos (9, 35 – 12, 50)
Jesús da unas instrucciones para la proclamación del Reino. Unas van dirigidas a sus discípulos que deben ser copia de su estilo misionero. La proclamación debe ser libre y desinteresada de intereses temporales mezquinos ( 9, 36 – 10, 42). Las otras van dirigidas a las comunidades y reflejan las situaciones que éstas atravesaban en su acción evangelizadora.
El tercer discurso nos enseña conocer el Reino y su dinámica (13,1, – 17, 27)
El soporte de la instrucción para desentrañar la naturaleza del Reino es un conjunto de parábolas o comparaciones sencillas tomadas de la realidad. “Sucede con el Reino como con el grano de trigo que cae en tierra, como la levadura, como un tesoro que se descubre en un campo” etc…

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El cuarto discurso nos habla de la comunidad y su relación con el Reino. (18, 1 – 22, 45) .
El Reinado de Dios tiene su inicio en la comunidad cristiana. Su organización se basa en la comunión de todos y en un nuevo estilo de vida que se caracteriza con la atención preferente a los pequeños y débiles en la fe – todos son importantes -, con la corrección fraterna como modo de reforzar la comunión de vida y con el perdón incondicional entre todos como reflejo de Dios misericordioso.
El quinto discurso enseña cómo se implantará el Reinado de Dios en la historia (23, 1 – 28, 2),
La gran pregunta de todos los tiempos es: ¿Cuándo se hará realidad este nuevo estilo de vida y cómo encajará en la Historia?
Mateo veía la ruptura con el judaísmo oficial como un hecho histórico de la implantación del Reino. Con lenguaje apocalíptico describe las crisis que precederán y acompañarán su implantación. Él nos invita tener una actitud vigilante, a estar despiertos y a ser atentos a su programa de vida, cumpliendo cada uno las responsabilidades que tiene dentro de la comunidad.
El relato de la Pasión, muerte y resurrección es el hecho cumbre que actualiza todas sus enseñanzas y las autentifica como verdaderas. Jesús es consecuente con sus Palabras. Su entrega en total obediencia al proyecto del Padre es camino de resurrección. “Por eso, Dios lo exaltó y le otorgó el NOMBRE que está sobre todo nombre” Filipenses 2, 9
Los testigos deben llevar el mensaje de Jesús, empezando, como Él, desde Galilea (4, 12). El objetivo es alcanzar toda la humanidad. En esta tarea, el resucitado los acompaña (28, 16-20).
CF. La Biblia de Jerusalén, Latinoamericana, p 1418-1420