La mujer en la Iglesia

Escrito por Carla Fuentes, El Salvador

A través de la historia, el rol de la mujer dentro de la sociedad, se ha limitado a tareas de cuidado y probablemente reducido al rol de la maternidad. Poco a poco, vemos cómo algunos estereotipos y esquemas se van rompiendo; dando lugar a la incursión de la mujer en labores que por mucho tiempo fueron “exclusivas” para los hombres.

Causa asombro en nosotros cuando vemos a una mujer trascender los roles tradicionales. Si esto es lo que ha sucedido en la esfera social, ¿te has preguntado sobre el rol de la mujer dentro de nuestra Iglesia?

En los relatos bíblicos, nos damos cuenta que el mayor énfasis que se hace sobre los distintos personajes es sobre la figura masculina: “patriarcas, jueces, reyes, profetas, sacerdotes, guerreros, discípulos, apóstoles…”[1].

Desde la creación del mundo, la preeminencia es dada al varón, y la mujer es creada posterior a él (Gn. 2, 22-23). Además, Eva en representación de todas las mujeres se sitúa como la causa del pecado dentro de la humanidad. María, la madre de Jesús aparece en el Nuevo Testamento como figura de co-redención, como puente para la reconciliación entre Dios y el ser humano; otorgando a la mujer una elevada dignidad.

«Fueron mujeres que estuvieron como discípulas de Jesús en Jerusalén…» Photo by Anastasiya Lobanovskaya on Pexels.com

No obstante, los cuatro evangelistas narran que algunas mujeres fueron convocadas por Jesús para ser parte de su comunidad, siendo también destinatarias de algunos de sus milagros (Mc 1, 29-31; 5, 23-34; 7, 24-30; Lc 8, 2, etc.); “con ello Jesús quiso llamar la atención sobre la situación infrahumana en la que vivían. Él las curaba para que, de ese modo, siendo seres humanos, completos, pudieran participar de su comunidad”[2].

¿Qué incidencia hay sobre esa comunidad de mujeres que acompañaban a Jesús? En la última cena pascual que Jesús compartió con sus Apóstoles, les instituye únicamente a ellos como ministros, mas no hay datos sobre una posible presencia femenina en este suceso, al menos como cocineras, lo cual es una probabilidad. Más allá de esto, fueron mujeres quienes “estuvieron como discípulas de Jesús en Jerusalén, le acompañaron en la Ciudad Santa y fueron testigos excepcionales de los hechos acaecidos en el Gólgota y en la tumba”[3].

«Para que las mujeres consagradas y laicas seamos tomadas en cuenta en las grandes decisiones a nivel eclesial».

Y así, pueden haber numerosos hechos que han relegado a la mujer en un plano diferente al hombre en el cristianismo. También, puede ser una muestra de la escasa consideración que esta ha tenido en la Iglesia Católica. Tal vez, inspirada por el actual papel de las mujeres dentro de la sociedad civil, la Iglesia considere repensar sobre el tipo de participación que pueden ejercer; no en virtud de privilegios, sino como la natural consecuencia que confiere el bautismo.

«Por lo tanto, el rol de la mujer más allá de la vida consagrada y laical, es en la Iglesia aún tema abierto». Photo by Christina Morillo on Pexels.com

El Papa Francisco señala que es un reto grande reconocer esa participación “lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia” (EG, 104).

Por lo tanto, el rol de la mujer más allá de la vida consagrada y laical, es en la Iglesia aún tema abierto[4] y va a paso lento. Esperemos que no tenga que transcurrir tanto tiempo como hasta hoy, para que mujeres consagradas y laicas seamos tomadas en cuenta en las grandes decisiones a nivel eclesial, y no solamente en el ejercicio de la piedad.

El próximo Sínodo de 2023 parece incluir una consulta que considera a todos los miembros de la Iglesia y podría representar un avance significativo. Mientras la institucionalización de ministerios que permitan a las mujeres ocupar puestos directivos llega, nos queda tratar de ser agentes de cambio en el contexto donde nos desarrollamos: como madres, esposas, hijas, estudiantes, profesionales, o cualquier otra función que desempeñamos.

“Donde hay una mujer nace la esperanza,

brotan las verdades, se desvanecen los miedos.

Eres fuente de agua, de luchas,

de vida, de justicia, de sueños.

Mujer, ¿qué sería del mundo sin ti?”

-Fermín Negre-

¡Feliz día, mujer centroamericana, gracias por tu entrega!


[1] Riba, L. (2020). Invisibilización de las mujeres en la Biblia: relatos, autorías, recepciones. Theologica Xaveriana, 70, 1-29.  https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=191062490020

[2] Tepedino, A. (2007). Las discípulas de Jesús. Hombres y mujeres como discípulos y discípulas de Jesús. Theologica Xaveriana, 57(161), 185-191. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=191017410010

[3] Gómez, I. (2021, 31 de marzo). Vida, muerte y resurrección de la mujer en la Iglesia. Religión Digital. https://www.religiondigital.org/opinion/miercolesVida-muerte-resurreccion-mujer-Iglesia_0_2326867302.html

[4] Morali, I. (2016, 18 de octubre). El papel de la mujer en la Iglesia. Universidad de la Sabana. https://www.unisabana.edu.co/fileadmin/Archivos_de_usuario/Documentos/Documentos_visita_del_papa/El_papel_de_la_mujer_en_la_Iglesia.pdf

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