Escrito por Noemí Mauricio, El Salvador, 2023
Quiero hablarte de la inmersión desafiante y enriquecedora que me permitió sentir y compartir con el pueblo santo de Dios, sus gozos, luchas, tristezas y cansancios.
Mis compañeras y yo llegamos a la aldea Las Delicias, Yoro, Honduras, con el propósito de vivir una semana de inmersión con la familia Ortiz y encarnar la realidad de esta comunidad cafetalera. El viaje duro alrededor de 5 horas desde Tegucigalpa, pero nuestro cansancio fue recompensado con el aire fresco de la montaña y el paisaje de hermosos valles verdes. Fue algo maravilloso ya que había pasado largos meses trabajando frente a una computadora.
Doña Alba, don Mario y sus hijas e hijo nos recibieron con alegría en su casa de madera, donde nos habían preparado una habitación separada por sábanas.
Doña Alba es una mujer cristiana, fuerte y valiente. Era la primera en levantarse. Me cuestionaba cuando la escuchaba recogiendo leña para encender el fuego. Me preguntaba si debía quedarme en cama o levantarme. Mi corazón decía “ve y ayúdala”, pero mi cuerpo decía “quédate en la cama”. Al final me incorporaba en el quehacer del desayuno y preparar el almuerzo para llevar.
Fue hermoso colaborar día a día en las tareas cotidianas de la familia: moler el maíz, amasar, hacer las tortillas, encender el fuego, cortar verduras…me fui sumergiendo y haciéndome una más en la familia.
Luego de las tareas en casa, cada día caminamos 50 minutos hacia los cafetales. Era la primera vez en mi vida que cortaba café; cuando me entregaron el canasto donde tenía que ir colocando el grano, tenía miedo que se me cayera lo cortado, por lo que sujeté muy fuerte el lazo y andaba pendiente de ello. Al medio día nos reuníamos bajo los árboles para conversar y almorzar lo que habíamos preparado.
Al caer la tarde, cuando bajaba la montaña, observaba los rostros de hombres y mujeres sencillos, desgastados y fatigados al finalizar la jornada de corta, pero al vernos nos saludaban con una gran sonrisa y esto llenaba mi corazón. Vivir como campesina y sentir el cansancio de los pobres que luchan por sobrevivir, me ha marcado.
Al regresar a casa, doña Alba y su hija Luz, dejando de lado el cansancio de la jornada, comenzaban con la preparación de la cena, yo en cambio, colaboraba con pocas fuerzas. Durante la noche conversábamos con la familia y jugábamos con las niñas que me abrazaban por ambos lados y Lisni, la más pequeña, se sentaba en mis piernas. Su cariño me reconfortaba.
Una familia que sueña y lucha…
La familia Ortiz ha decidido participar en un concurso que premia la mejor calidad de café, según mencionaron “van a llegar los ingenieros a probar nuestro café y ojalá podamos obtener un buen lugar y así nos pagan a un mejor precio”. Definitivamente esta familia al igual que otras se santifican a través de su sacrificado trabajo.
Así también, Luz de 25 años, a pesar de las condiciones de escasez económica que viven, es una joven que sueña con estudiar en la universidad. Se puede palpar en ella una gran energía y deseos de luchar y crecer profesionalmente. Nos compartió que actualmente se encuentra gestionando una beca de estudios para aprender inglés.
Sus niñas pequeñas también sueñan. Yoselin quiere ser ingeniería agrónoma, Angeli quiere ser delegada de la Palabra, Emili quiere ser abogada y Lisni quiere ser doctora. Su hijo Maynor está estudiando ebanistería.
Gratitud.
La familia recientemente perdió a uno de sus hijos por cáncer, pero doña Alba decía que Dios estaba con ella a través de las misioneras. Esas palabras me llenaron de mucha alegría y satisfacción. Estoy consciente de que solo soy sierva que intenta hacer lo que Jesús quiere. No importa el cansancio, las picadas de garrapatas, el bañarme con agua muy fría a primera hora. Todo se vuelve secundario.
Doy infinitas gracias a Dios por la experiencia que me ha permitido vivir. Agradezco también a la Sociedad de Misiones Extranjeras de Quebec la oportunidad y el apoyo para que esta experiencia fuese realidad. Fue una semana que sin duda, me ayudó a crecer como persona, en mi proceso de conversión y discernimiento vocacional.